Este año me he propuesto como meta personal ser más presente y consciente de los momentos que vivo. Por eso, he decidido tomar más fotos y no dejar que los recuerdos queden solo en la memoria. Quiero que, al volver a ver esas fotos, pueda experimentar la misma emoción que sentía en el momento en que las tomé. Por eso, he decidido romantizar mi vida.
Aquí te cuento cómo vamos a romantizar los momentos, buenos o malos, porque al final son solo eso: momentos que Dios nos permite vivir y disfrutar. Ya empezamos con gratitud y con amor por la vida que tenemos. Como te conté hace un tiempo, la gratitud es maravillosa cuando vivimos con ella, y hoy quiero compartir contigo cómo romantizar nuestras vidas en este 2025.
1. Seamos Conscientes
La mayoría de las veces damos por sentado todo lo que nos sucede, como si el simple hecho de existir fuese un merecimiento y no una bendición de Dios. Considero que nos merecemos las cosas cuando trabajamos para obtenerlas, cuando desarrollamos hábitos y cuando vivimos la vida de forma presente.
¿Y qué es vivir en el presente? Vivir en el presente significa que nuestra mente realmente esté en el acto que estamos haciendo y no en aquello que quisiéramos estar haciendo. Muchas veces caemos en la queja y buscamos lo más mínimo para desanimarnos. Cambiar este enfoque requiere práctica, pero transforma totalmente nuestra perspectiva.
Consejo adicional: Dedica unos minutos cada día a tener una conversación con Dios, puedes también practicar la atención plena o mindfulness. Esto te ayudará a ser más consciente de tu entorno y emociones.
2. Seamos Agradecidos
Cuando vivimos con gratitud, transformamos la manera en que vemos lo que nos sucede. Aunque me considero una persona agradecida, reconozco que en ocasiones también caigo en la queja. Te pondré un ejemplo:
Hace unos días estuve de vacaciones, pero llamaron del trabajo como si estuviera en teletrabajo. Me quejé varias veces: por el desorden del apartamento, porque sentía que no rendía, y porque los días de vacaciones pasaban y pensaba que «no estaba haciendo nada.» Pero al reflexionar, me di cuenta de que sí hice cosas valiosas:
- Pude hacer ejercicio con más calma porque no había afán de ir a la oficina.
- Preparé comida para las personas que amo, poniendo intención y amor en cada plato.
- Todos los días me tomé el café en el balcón, disfrutando de la paz que me daba ver el río.
- Inicié una serie y la estoy viendo con calma.
¿Ves lo bonito que es cuando cambiamos la perspectiva?
Consejo adicional: Lleva una libreta de gratitud. Cada noche, escribe tres cosas por las que estés agradecido.
3. Ámate a ti y amarás tu vida
Cuando nos amamos y respetamos tal como somos, damos un gran paso hacia una vida plena. Reconocer la bendición de tener salud, más allá del estado físico, es clave. Mi querido lector, yo también pasé por esa etapa de mirarme al espejo y criticarme. Pero ahora me miro y digo: «¡Oh, Kelly, qué linda estás!» Además, he aprendido a cuidar mi salud más que mi apariencia.
¿Cuándo fue la última vez que te miraste al espejo y te regalaste un cumplido?
Abrazarnos y valorarnos a nosotros mismos en lugar de autoflagelarnos es un acto de amor propio. Aún me falta camino por recorrer, pero este aprendizaje me ha permitido disfrutar más de la vida y agradecer por lo que soy.
Consejo adicional: Dedica tiempo para consentirte. Un baño relajante, leer un buen libro o simplemente darte una siesta para descansar, pueden ser gestos de amor hacia uno mismo.
4. Busca Motivación
Tu motivación no será la misma que la mía, ni tu fuente de inspiración es igual a la de los demás. Por eso, compararnos con los avances de otros es irrelevante, ya que cada uno tiene su propio camino y dirección.
Por ejemplo, mi motivación es poder jugar con mi hijo, correr a su lado, manejar bicicleta y sentirme, a mis 40, con la energía de los 30 y una mente madura. Quizás esas metas no sean importantes para ti ni para otras personas, y eso está bien. Al final, la motivación es personal y única.
Consejo adicional: Define tus metas a corto plazo y largo plazo. Tener claridad de a donde vas y que quieres, te ayudará a mantenerte con motivación.
5. Imagina tu vida como si fuese una película
¿Qué le agregarías a esa película? ¿Qué te gustaría ver, escuchar o hacer? Todas esas preguntas son válidas y pueden ser fuente de inspiración. Cierra los ojos e imagínate protagonizando una historia extraordinaria, donde cada pequeño detalle cuenta. ¿Cómo sería el próximo capítulo de tu vida?
Consejo adicional: Crea una lista de deseos con cosas que te gustaría hacer o experimentar. Esto te mantendrá con ilusión por el futuro, sin descuidar tú presente.
6. Conecta con la Naturaleza
Si vives cerca de un parque, tómate el tiempo para sentarte bajo un árbol, sin distracciones como tener el celular. Respira aire puro y siente tu propia respiración. Al principio, la mente empezará a traerte problemas o pendientes, pero con práctica lograrás calmarte y disfrutar del momento, recuerda que mandas tú, no tú mente.
Conectar con la naturaleza también es conectar con Dios. Cuando no encuentro las palabras para orar, me siento en el balcón, miro la luna o el río al atardecer y empiezo con un simple: «Gracias, Dios, por permitirme estar aquí.» En ese silencio, escucho la voz de Dios hablándome.
Consejo adicional: Ten caminatas al aire libre, ya sea que te bajes una esquina antes del transporte, o que decidas caminar un parque.
Espero que con estas palabras te animes a romantizar tu vida. No importa si no comenzaste en enero; lo importante es decidir darle un mejor sentido a nuestra existencia, sin importar el momento.
Voy por mi café, un abrazo, y que Dios siga con nosotros.