Es una realidad humana enfrentar momentos en los que las cosas no suceden como esperamos o queremos. ¿Qué hacer cuando las cosas no pasan cómo queremos? En esos momentos, es común sentirnos abrumados, buscar culpables e incluso culpar a Dios sin comprender por qué suceden las cosas.
La visión de la vida se nubla, los ojos se llenan de lágrimas y rabia, y nos sentimos impotentes y vulnerables.
¿Cómo Manejar la Ansiedad y la Incertidumbre?
Pero, ¿Qué hacer cuando esto ocurre? ¿Debemos quedarnos en la victimización y la culpa? ¿Vivir los sentimientos o retenerlos? ¿O simplemente dejar que la angustia pase y reflexionar? Estas son opciones comunes, pero ¿Cómo elegir la mejor para nosotros? ¿Cómo reflexionar y calmarnos en esos momentos de crisis, cuando nuestra mente y corazón solo pelean, culpándose y llenándose de molestias?
Estrategias para Calmar la Mente
Llorar o gritar pueden ser válvulas de escape efectivas. Muchas personas recomiendan orar, y no te diré lo contrario. Sin embargo, en esos momentos, puede que una oración completa no nos salga, a veces solo podemos repetir una frase: «Dios, tu voluntad y tu paz me llenan». Colocando la mano en el corazón, como si Dios mismo dijera «Hija, calma y respira«, podríamos repetirnos esto hasta alcanzar un nivel de calma que nos permita tener una conversación sana con Él.
Encontrar Serenidad en la Reflexión
He encontrado consuelo en libros que explican cómo respirar y en la Biblia, que ofrece razones para entender el para que muchas veces Dios permite que las cosas sucedan. No obstante, en situaciones abrumadoras, he perdido la calma, levantado la voz y sentido una gran angustia. La diferencia ahora es que estas reacciones no duran tanto; he aprendido a calmarme más rápidamente.
Te pondré un Ejemplo.
Querida lectora, imagina lo doloroso que puede ser enfrentar una separación. Has invertido años de tu vida, emociones y energía en una relación que ahora llega a su fin. La pérdida y el vacío pueden ser abrumadores, y es natural sentirse devastada y sin rumbo.
O lo angustiante que puede ser recibir la noticia de que has perdido tu empleo de la noche a la mañana. Todo lo que habías planeado se derrumba, y sientes que el suelo se abre bajo tus pies. La incertidumbre sobre el futuro se convierte en una nube constante sobre tu cabeza. También lo angustiante que puede ser para una madre saber que su hijo está en otro país, incomunicado.
Ejemplo muchos, en todos esos casos la angustia, la ansiedad y las ganas de llorar son comprensibles. Es tu vida, eres tú quien en estos momentos se siente sola y sin un rumbo, y es normal sentir frustración, dolor, tristeza.
Abrazar la Angustia.
De lo que, si tengo claro, es que, en estos momentos de desesperación, es crucial no perder la esperanza, bien dice el dicho “Es la esperanza lo último que se pierde”. En estos momentos difíciles, recuerda que es normal sentirte así. Permítete vivir esos sentimientos, pero también busca formas de calmarlos y en la tristeza tambíen seamos agradecidos.
Aunque la situación parezca insuperable, mantén la calma y conversa con alguien, no es que te estés olvidando del problema, es reconocer que al final la angustia no trae nada sino deterioro en la salud.
La reflexión, la oración y pequeños actos de cuidado nos ayudan a sentir serenidad, prender una velita de color blanco, dejar que se consuma sola, mientras elevas una oración a Dios puede ser una forma efectiva de encontrar paz…
¿Qué hacer cuando las cosas no pasan cómo queremos? La respuesta puede ser complicada, lo que me funciona a mi puede que a ti no, pero con paciencia y reflexión, podemos encontrar serenidad y claridad para enfrentar cualquier situación.
Te dejo estas Palabras con AMOR…
Hoy las cosas no salieron como tenías planeado, hoy solo ves todo de color negro, pero bien dice la Biblia, Dios creó el arcoíris después del diluvio, para un nuevo comienzo en la vida. Así también sucede en nosotros; después de esa tormenta que enfrentamos, nace un arcoíris. Tomaremos esa piedra que llegó, para seguir construyendo la escalera hacia donde queremos llegar, para seguir construyendo ese sueño, esa meta que tenemos, porque la meta sigue intacta. Ahora miremos cómo reorganizamos esos objetivos para llegar a ella.
Este artículo hoy ha sido mi curita al corazón. En medio de la angustia, he decidido escribir, he decidido hablarme a mí misma y compartirlo contigo. Dios me ha guiado en la vida, es mi fuente de paz, y aunque la oración al inicio no salió, pude encender esa vela de calma y repetirme por horas: «Dios, tu voluntad y tu paz me llenan». Amén.
Ahora me voy por un café, y recuerda que ¡Dios siempre está contigo y su amor nos llena de inmensa paz!
Dios es muy bueno! 💖 gracias por compartir
Mi abrazo como siempre para ti, la misericordia de Dios es infinita.
Gracias … 🤗
Gracias por compartir la palabra de dios que siempres es un balzamo para las ereidas del alma te mando un fuerte abrazo a la distacia.
Gracias por ese abrazo, lo recibo con amor. Gracias por estar Mara, Dios te acompañe.