Hoy, desde este lugar lleno de emociones y esperanzas, escribo con el corazón abierto y el deseo sincero de ser un apoyo a mujeres, con palabras de aliento y esperanza para enfrentar el diagnóstico de VPH o cualquier desafío que la vida les presente.
A ti mi querida, que te vi salir del consultorio médico, con lágrimas en los ojos y esa mirada llena de incertidumbre, sentí la necesidad de expresarte todo mi apoyo y solidaridad.
Aunque no nos conocemos, puedo percibir tu fortaleza y tu valentía, esa misma fuerza que te llevó a despedirte con determinación y seguir tu camino con un folleto que decía mucho.
Antes decirte también, que en ese instante me hubiese gustado abrazarte, hoy con mis palabras quiero que sientas este texto como un abrazo cálido y reconfortante.
Es comprensible que en esos momentos te sintieras abrumada, pero quiero que sepas que no estás sola en este camino. Que hay un Dios maravilloso en el cielo que nos acompaña y a puesto ángeles a nuestro alrededor para enseñarnos y amarnos.
Te vi salir con lagrimas en los ojos, con un paso rápido, e ingresar al baño, a ti mi querida hoy te digo:
Ten fe en Dios.
Tal vez estés lidiando con la noticia de un VPH, una lesión o un diagnóstico inesperado, y eso puede generar una tormenta de emociones difíciles de manejar.

Permíteme decirte que es normal sentir miedo, tristeza, enojo o confusión en estas circunstancias, pero también es importante recordar que tienes dentro de ti la fuerza y la resiliencia necesarias para enfrentar cualquier desafío que se te presente.
Confía en tú cuerpo…
No conozco los detalles de tu diagnóstico, pero sé que compartimos ese instante, ese momento de vulnerabilidad y de introspección.
Quiero que sepas que aunque no te conozco, confío en ti, en tu capacidad para superar este momento con gracia y determinación.
A pesar de la oscuridad que pueda rodearte en este momento, quiero recordarte que siempre habrá una luz al final del túnel, una esperanza que te guiará hacia días mejores, que hoy debes decidir cuidar de tu salud sexual.
Si algún día me leyeras, te diría que entiendo la incertidumbre, entiendo ese enojo interno, y comprendo el momento que vives.
Tuve algunas de esas sensaciones cuando salí de ahí por primera vez. Por eso te digo que respires con calma.
Permíteme recordarte lo valiosa y especial que eres, lo mucho que vales y lo importante que eres para quienes te rodean.
Tu vida tiene un propósito y un significado único, y aunque este momento pueda parecer oscuro y desalentador, quiero que sepas que siempre habrá una salida, una solución y una oportunidad para volver a empezar.

¡No te culpes!
Llora, suelta eso que tienes por dentro, y hazlo las veces que sean necesarias, pero por amor a ti misma, ¡no te culpes!
No eres culpable de nada, y aunque los demás te lo digan no lo eres, no hiciste nada malo.
Eres una mujer que tiene derecho a una sexualidad libre, una sexualidad sin señalamientos.
Quiero recordarte que es importante que te permitas sentir todas esas emociones, pero no te castigues por sentir miedo, tristeza o enojo.
Es normal y natural experimentar una amplia gama de emociones en situaciones como esta, y es importante que te des el permiso de sentirlas y procesarlas a tu propio ritmo.

Se Responsable.
Ahora más que nunca, es importante asumir la responsabilidad y enfrentar esta situación con determinación. Sé consciente de que tienes el poder de tomar el control y manejar este desafío de frente. Recuerda el refrán popular: «Agarra al toro por los cuernos» y enfrenta este momento con valentía y determinación.
Enfócate en la solución.
Aunque pueda parecer que estás enfrentando una oscuridad abrumadora en este momento, mantén tu mente enfocada en encontrar soluciones y en buscar el camino hacia la sanación.
Aunque el camino pueda parecer difícil ahora, ten fe en que encontrarás la salida y que el arcoíris brillará nuevamente en tu vida.
Palabras de ánimo, no de señalamientos
En estos momentos difíciles, lo que más necesitas son palabras de aliento y apoyo, no juicios ni señalamientos.
No permitas que el estigma o la vergüenza te consuman. Tienes derecho a recibir amor y comprensión en este momento. No importa cuál haya sido el pasado, lo importante es cómo enfrentas el presente y miras hacia el futuro con esperanza y determinación.
Aceptación y fortaleza
Es verdad que, en retrospectiva, podríamos haber tomado medidas adicionales para cuidarnos más.
Pero no debemos permitir que los remordimientos nos consuman. En lugar de eso, aceptemos lo que ha pasado y usemos esta experiencia como una oportunidad para crecer y fortalecernos.
Cada obstáculo en el camino es una oportunidad para aprender y avanzar con más sabiduría y resiliencia.
Si es cierto, debimos cuidarnos más, pero confiamos en que todo estaba bien y bueno no fue tan así. Y eso no está mal, eso es simplemente un peldaño más en el camino de la vida, que nos toca atravesar con la frente en alto.
Y aunque no me creas, todo esto lo escribo en mi celular mientras camino los pasillos blancos de una sala de espera…
Tengo la esperanza de que estas palabras que hoy te escribo algún día lleguen a ti, porque ese día que cruzamos miradas, me enseñaste mucho y me dejaste con este mensaje para muchas mujeres más.
Antes de irme por mi cafe, te invito a leer mi articulo que va enlazado con estas palabras «Cuidar de tu salud sexual= amor propio» Me voy por un café, un abrazo, Dios contigo!
El VPH tiene cura, este virus no nos define como mujer.